Principios de la Colonizacion

by Almeida Cecilia Martínez Mitchell

Muy poco habría pasado en la historia del archipiélago de San Andrés,  Providencia y Santa Catalina, si su ubicación y sus recursos no hubieran sido considerados claves por los imperios coloniales europeos.

Las islas hasta antes de 1629, estaban deshabitadas y solo llegaban a sus playas los indígenas Miskitos pertenecientes a la familia de los “Abacoas” a proveerse de langostas, pescados y tortugas. Nada alteraba entonces su hábitat natural.

Fue España quien descubrió la ínsula en el año 1510. Su interés entonces era solamente expansionista, de dominio sobre las nuevas posesiones de una América recién descubierta, interés compartido por bucaneros y piratas.

En 1629 llegó el primer grupo de colonizadores ingleses a establecerse en forma definitiva. El olfato de negociante del Capitán Sussex Cammock, quien comandaba a los colonos, a bordo del “SEAFLOWER”, le indicó que la isla ofrecía un terreno fértil para los más diversos cultivos tropicales.

Pero los vientos  cambiaron hacia Providencia, que ofrecía mejores suelos, abundante agua dulce y montañas que permitían una mejor defensa en caso de ataques. Sólo ocasionales leñadores provenientes de Jamaica y constructores de barcos de nacionalidad Holandesa, pasaban allí por temporadas.

En Providencia, los puritanos ingleses fundaron la “Compañía de Aventureros de Westminster para las Islas de Old Providence”. Los colonos fueron construyendo sus viviendas de madera y trabajando la tierra, pero el clima del trópico fue menguando la población laboral y la compañía se vio obligada a recurrir a mano de obra de raza negra. Así llegaron a las islas los primeros esclavos, muchos de los cuales fueron destinados a levantar fortificaciones en Providencia.

Con la reconquista por parte de España en 1641, los ingleses y algunos de sus esclavos fueron expulsados del territorio. Durante 25 años, Providencia tuvo que vivir las continuas disputas de  españoles e ingleses por su soberanía, mientras San Andrés gozaba de la tranquilidad que le proporcionaba la falta de interés de los colonizadores.

Los piratas entre tanto seguían prefiriendo el archipiélago como escondite. El más famoso de ellos fue el legendario Henry Morgan quien, en diciembre de 1697 se tomó a Providencia.

En 1803, fecha en la que el Archipiélago se anexó definitivamente al Virreinato de La Nueva Granada, las islas tuvieron una historia más agrícola y menos plagada de filibusteros. El algodón y el coco predominaron en los campos y los cruces entre pobladores ingleses, españoles, jamaiquinos y africanos se dieron frutas silvestres.

La historia de las islas tuvo también el aporte de un aventurero francés quien, en concepto de algunos historiadores, fue pieza clave en la posesión de Colombia sobre el territorio insular. Se trataba de Louis-Michel Aury, quien llegó a las islas con 14 buques y sus hombres, la mayoría franceses y las convirtió en cuartel de sus operaciones navales. San Andrés, Providencia y Santa Catalina se vieron nuevamente fortificadas y desde allí se disparaba contra cualquier nave que surcara las aguas cercanas. Calificado por muchos como el más grande bandido de la época, el Comodoro Louis-Michel Aury ayudó, sin embargo, desde el archipiélago a los intereses independistas de Colombia al ponerse a las órdenes del Libertador Simón bolívar.

Y fue, finalmente, en 1822 cuando se declaró públicamente la adhesión de las islas a la nueva República de Colombia.

Desde entonces, las islas vivieron un proceso interno de consolidación de su cultura,  su economía, razas y credos a partir del legado que dejaron en su territorio los antiguos colonizadores.

En la historia contemporánea de la isla hay nuevas mezclas, nuevos factores que trastornan su entorno; Pobladores del interior del continente, pero también árabes y hasta chinos, arribaron a ella en busca de mejores horizontes, atraídos especialmente por las ventajas de puerto libre.

La San Andrés de hoy es una muestra de los acontecimientos que ocurrieron a lo largo y ancho de sus mares y playas: Su población nativa, la mayoría de piel negra pero de facciones suaves y en muchos casos, de ojos claros, habla el inglés, el creole y el español. Sus religiones, las cuales conviven en perfecta armonía; su folclor registra la influencia europea, africana y Caribe; la base de su economía, anteriormente agrícola, ha sido sustituida por el comercio y por una industria turística en expansión.

Es esta una isla cambiante en la cual lo único que permanece invariable es el color de su mar, su calidez y su magia.